jueves, 16 de mayo de 2013

Norte


Edmundo Paz Soldán
Norte
Barcelona. Mondadori, 2011. 282 págs.

Jesús es un joven psicópata que trepa como polizonte a los trenes para evitar a la policía. Martín es un talentoso artista plástico recluido en un sanatorio para discapacitados mentales. Michelle atraviesa una búsqueda sentimental mientras prepara los primeros bocetos de una novela gráfica. Los tres son latinos; se ubican en tiempos distintos pero en un mismo espacio: el ancho y ajeno territorio de los Estados Unidos.

Narrada con soltura, Norte se va construyendo a través de páginas que exhiben la miseria de hogares fracturados, que se detienen en la soledad del desarraigo, que hilvanan el complejo fluir de la conciencia. Esta vocación intimista hace de Norte no tanto una novela sobre migrantes, como una sobre la búsqueda de la felicidad. Jesús la vislumbra regando con sangre su turbulento camino; Martín la acaricia en la construcción de un rico universo estético; la suma de ambas experiencias (de Tánatos y Eros, respectivamente) allanan el camino para Michelle, quien se encuentra a sí misma en el espejo de su obra.

Norte incrementa su interés gracias a su discurrir momentáneo por el género policial. Esto le inyecta tensión a los sucesos y permite que los personajes se cuestionen sobre la violencia y sus implicancias. Destacan las reflexiones del sargento Fernández: “Todos los asesinos podían ser reducidos a una serie discreta de actitudes, obsesiones, compulsiones. Pero a todas [estas] ficciones les faltaba algo: “lo inexplicable”, aquello que no remitía a nada” (Pág. 201).

Un descuido se le puede reprochar a la novela: algunos de sus personajes secundarios son acartonados. Por ejemplo, Renata, la esposa de Jesús. Ella es una mujer ingenua, sumisa, que nunca sospecha nada de su pareja y que le perdona incluso las palizas que le propina. Ni siquiera cuando conoce el prontuario criminal de Jesús sale de su rol inverosímil.

Norte es una novela que a ratos deslumbra por sus escenas, que no permite ser abandonada por el buen engarce de sus historias y que, sobre todo, entretiene.

Julio Meza Díaz

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