domingo, 13 de febrero de 2011

El amor sabe sábila

Ludo Gun
El amor sabe a sábila
Editorial Ínfima, Lima, 2010, 32 páginas.
Primera edición: 2010.

En razón del día de los enamorados, y con el permiso de mi amigo Ludo Gun, comparto con ustedes la novela gráfica El amor sabe a sábila, en la cual se relata una historia de amor sui generis: un humano se enamora de una sábila y decide conquistarla.
Debo señalar que Ludo Gun es mi amigo desde hace años, cuando ambos estudiábamos derecho en la PUCP. Por esa razón, me pidió que le escribiera el prólogo a su novela, y es este mismo texto el que copio a continuación.

Ludo Gun, Derecho, amistad y Cusco

Hay un detalle que me avergüenza de mis años universitarios: no conocí poetas, artistas y/o locos; solo conocí abogados, contadores, ingenieros y/o economistas. A veces pienso que ese es el motivo por el cual mis textos no son conocidos. A veces pienso también que por ello ahora me rodean únicamente abogados, contadores, ingenieros y/o economistas que son poetas, artistas y/o, sobre todo, locos.
Ludo es un ejemplo de estas personas que acabo de mencionar. Ingresó a Ciencias para estudiar Ingeniería Industrial. Luego pasó a Letras, y circuló por Contabilidad, Economía y Derecho. Por supuesto, yo lo conocí en esta última facultad; por supuesto, Ludo Gun no terminó sus estudios en ninguna de ellas. Ludo Gun es de aquellos con superior incompleta.
Lo recuerdo siempre vestido de verde (“Soy inmaduro, pe”, decía); corriendo por la pista de salud; y leyendo con avidez el “Chesu” y el “Chuculún”. Hablábamos de Derecho y de la luminosidad platónica que tenía el culo de una profesora con nombre de pescado. Hablábamos de política y de nuestros padres (que, tontamente, pensaban que ejerceríamos nuestras profesiones). Hablábamos de cuchillos  y de nuestro sino triste con las mujeres: nos gustaban las más feas, y ni ellas nos hacían (hacen) caso.
En Julio de 2010, Ludo Gun fue a Cusco para resolver un problema ingeniero-legal-económico de su familia. Aunque viajó con las ropas debidas, cayó enfermo de faringitis: no pudo hablar, comer ni beber por cuatro días. Este trance lo experimentó en la completa soledad. La consecuencia: varios kilos menos y estos dibujos extraños.
Ludo Gun me buscó al tiempo, y me mostró su obra.
–¿Te hago las palabras iniciales?– le dije.
–Ya pé –me respondió–. Pero q` no sean muy culturosas, ah.
–No.
–Ta`mare– sonrió–. Todo lo q` haces pa` llamar la atención.
Me sentí descubierto. Porque es verdad: mi libro de cuentos y mi novela han pasado desapercibidos. Tal vez eso se deba a que solo conocí en la universidad a contadores, abogados, ingenieros y/o economistas. Tal vez eso se deba a que no tengo el talento de Ludo Gun. Tal vez eso se deba a que yo sí firmo con mi nombre. Tal vez...

Julio Meza Díaz

Por cortesía del autor puedes descargar la novela gráfica completa del siguiente link:

http://www.megaupload.com/?d=4M0GAMQ1