Pedro
Novoa
Lima:
Universidad César Vallejo, 2013, 143 p.
Aunque sus anteriores entregas, las
novelas Seis metros de soga y Maestra vida, lo muestran como un
escritor inserto en la estética del realismo y preocupado por la
experimentación con el lenguaje, se debe recordar que Novoa comenzó su obra
elaborando mundos imaginarios que echan mano de lo fantástico y la ciencia
ficción. Varios de estos textos merecieron reconocimientos internacionales y
ahora conforman el conjunto de Cacería de
espejismos.
El libro abre con Al revés, el cuento, el que gracias a
una argucia técnica (la modificación lógica de la sintaxis) genera un atmósfera
teñida de contrasentidos. Esta llamativa pieza puede leerse como un arte
poética, la cual se complementa con Para
qué escribo este cuento, la que además de razones estéticas esgrime
justificaciones existenciales para el ejercicio literario.
Un sino parece ceñirse sobre algunos
de los personajes. El modo de enfrentarlo pasa por el recurso a la tecnología. En
Inserte cuatro monedas de a sol, por
favor un joven intenta evadir la mediocridad de su vida mediante un
programa de computadora; en Dos palabras
resaltadas un científico modifica el pasado para cambiar la suerte de una
pareja de amigos; y en ¿Te sientes bien?
el conductor de una aeronave trata de escapar a la venganza de un extraño ser
mediante la operación cerebral que le realiza un androide. Sin embargo todo
esfuerzo es inútil. La conclusión es una ácida ironía de la cual no está exenta
el mismo lector como en Estás infectado,
en el que un virus se apodera de todo aquel que consume literatura.
Las reivindicaciones también tienen
un espacio. Pasan por la conexión entre realidades diferenciadas o por la rebeldía.
Por ejemplo, en Quiero ser un personaje
de cuento de CF y todo arreglado un migrante se libera de su arrendador
incluyéndolo en la escritura de su ficción; y en Un artefacto en Lima un repartidor de pizzas se venga de los abusos
de su jefe convirtiéndose en un cerdo.
Mención
aparte merecen Lápices lacrimales y 500 nanosegundos. En el primero se da
cuenta de un planeta tierra desolado por la contaminación y las industrias de
computadoras; en el otro un robot le encuentra sentido a su existencia de 300
años de esclavitud y con su ejemplo mueve a un humano a la reflexión sobre la
libertad. Estas miradas contrapuestas nos revelan a un autor lejano de los
maniqueísmos vinculados al desarrollo tecnológico.
Cacería
de espejismos ratifica a Novoa como poseedor de amplias herramientas
expresivas y de una singular capacidad para desenvolverse con soltura en
diferentes géneros narrativos.Julio Meza Díaz
(Publicado originalmente en la revista literaria El Buen Salvaje Nro. 7).
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