lunes, 10 de enero de 2011

Celebra la tristeza de los vivos y los muertos


Clider Gutierrez Aparicio
Editorial Pasanaku. Sucre, Bolivia.
2010, segunda edición. 66 páginas.

¿Qué será la muerte? ¿Qué nos estarán queriendo decir los muertos desde su muerte? ¿Será el jirón del tiempo o el modo con que nos miran, o sólo la espera inocente a que el silencio llene su boca desdentada con nuestros huesos? La  agonía es lenta e infinita…

Clider Gutierrez Aparicio (1973) poeta boliviano, nacido en la ciudad de Sucre; es autor de los poemarios “Prólogo a la Muerte” y “Celebra la tristeza de los vivos y los muertos” ambos editados por editorial Pasanaku. Sus poemas han sido publicados en las antologías “Poesía en Libertad” y “Cambio Climático: Panorama de la joven poesía boliviana”, entre otras.

En el libro-poemario “Celebra la tristeza de los vivos y los muertos” Gutierrez manifiesta, como soberano, la naturaleza del hombre poético y su origen en el dolor del hombre. En ese sentido, logramos compartir el mundo del poeta y reconocernos dioses de carne que están “comiendo la carne de Dios con amor infinito”.

 La voz angustiada del poeta invita a caminar sobre cadáveres y a estremecernos ante la presencia lírica de la muerte, a través de una prosa poética que agita, cuestiona y está cifrada en la voz del dolor, del amor, de la locura y del desamparo que siente el hombre frente a lo que es o quien es la muerte. Permite distinguir imágenes que evocan la locura celebrando la tristeza de los vivos y los muertos, mientras “los muertos cantan en el fondo de su fosa/ comiéndose a sí mismos”[1], y al amor como alimento de aquél cadáver que llevamos dentro; alegría interminable, pero también estremecimiento.

Así, el lector encontrará un canto a la vida y a la muerte, se descubrirá en sus miedos, reflexionará acerca de su existencia, cuestionará sus creencias, se estremecerá ante la presencia de la muerte e intentará descifrar su misterio. De todas maneras, es más importante leer el poemario, que cualquier cosa que pueda decirse sobre él.

Queda señalar que el presente poemario trasciende por su capacidad de analizar al ser humano como un ente complejo incluso en la muerte; desde el plano psicológico hasta el existencial. De este modo, sin dejar de oír la voz del autor, logramos dialogar con el ser desnudo en barro de Vallejo o la joven parca de Valéry, acompañados por la muerte juguetona del reloj de Baudelaire o el esqueleto labrador.


          Dice, el autor:


                         Hay un bosque de hojas secas en el
                         alma.
                         Ríos congelados que nunca llegarán al mar.
                         Esta vida como panteón de oscuras golondrinas.
                         Este abismo que canta sin más lecho
                         que el perfume
                                                                   de la muerte feliz.



            Pamela Santa Cruz Melgarejo





[1] Gutiérrez, Clider. Celebra la vida de los vivos y los muertos. Bolivia. Editorial Pasanaku. 2010, Pág. 33.

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